Cuando eres pequeño eres vulnerable a cualquier destello que pasa alrededor. En mi caso preferir lo que el modelo de mi hermana mayor prefería era una ley, no importaba lo que yo quisiera, no quería nada que no fuera lo que ella también quisiera.
Y en este juego de imitar aquello que admiraba había un temor profundo por un pequeño ser, un habitante muy pequeñito de la casa, que espantaba a los moscos y mosquitos: las ARAÑAS. Sólo la palabra me cuesta trabajo e imaginármela mucho más. Lo curioso es que yo no tenía este miedo, yo no nací con ese miedo, trasladé el miedo de ella hacia mi.
En este caso, al intentar poner en este blog la fotografía de una de las obras de arte más representativas de esta artista, Louise Burgeois, quien se inspiraba en arañas gigantes para transmitir su verdad, su mentira, su pasado, su interior, se me hace difícil y casi imposible ensuciar o manchar de una araña esta impecable página que sólo recuerda su vida y obra, ya que ahora la acompaña el lecho de su muerte.
Decido entonces buscar una foto de esta mujer, que prefiero retratar, decido dejar fluir mi trauma infantil y adquirido de fobia ante estos arácnidos apáticos, mientras la escultura de varias arañas sobredimensionadas hacen parte de la historia.
Louise Bourgeois, fallecida hoy a los 98 años, se dio a conocer por sus estatuas gigantes de arañas que se exhibieron por todo el mundo.